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Mientras pasaba delante de Moisés, Dios dijo en voz alta:

«¡Soy el Dios de Israel! ¡Yo soy es el nombre con que me di a conocer! Soy un Dios tierno y bondadoso. No me enojo fácilmente, y mi amor por mi pueblo es muy grande. Mi amor es siempre el mismo, y siempre estoy dispuesto a perdonar a quienes hacen lo malo. Pero también sé castigar al culpable, y a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos».

Enseguida Moisés se inclinó hasta tocar el suelo con la frente, y adoró a Dios

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